Esta semana ha empezado con un festivo en España, porque celebramos ser de este país, y algunas otras cosas.
No fue un día de fiesta.
Un país que no sabe priorizar y cuidar lo más sensible, preciado y merecedor que es la infancia, no debería celebrar nada.
España hoy es un país tozudo, poco científico a la hora de producir decretos basados en la categoría y no en la experiencia, y para nada capaz de aprender de los errores.
A los que celebran que somos españoles, hoy, debería caérsele la cara de vergüenza.
A la infancia fue en marzo a la que primero se confinó, porque eran grandes vectores de contagio.
Las escuelas hoy son los únicos lugares en donde puede haber más de 20 personas juntas, sin mantener escasos los 90 cm entre una y otra
Eso sí, con mascarilla y bien higienizadas.
Los estragos de todo lo que estamos haciendo con las más peques ya se están viendo.
«Es mejor llevar mascarilla que morirse»
Y la incoherencia barre las calles, el pequeño comercio, los parques, el arte, la música, la felicidad de correr e ir al bosque a respirar.
No es por el pueblo. Es por ellos. Por esas personas que en vez de protegernos, nos mandan mensajes para sacarle partido político, económico y social a todo esto.
No os olvidéis de respirar.